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Karen estaba entre nervios y emoción cuando fui a recibirla al carro donde me esperaba con ansias de que todo comenzara. Adentro, familiares y amigos la esperaban con ilusión. Mi misión, como su Wedding Planner, era que ella viviera ese instante con calma y que se sintiera realmente hermosa. Mientras tanto Jeison, junto con toda su familia, aguardaba en perfecto orden, tal y como lo habíamos planeado. Y así, con cada detalle cuidado, llegó el gran instante: la entrada de Karen. Todo transcurrió con armonía, dejando espacio para lo más importante: disfrutar de un momento único y lleno de emoción. Como Planner, confieso que esta es una de las partes que más me apasiona de mi trabajo: ser testigo de la felicidad de cada pareja y hacer realidad lo que tanto soñaron. ✨ Porque cada boda merece vivirse con amor, orden y magia.